Por Fernando Sánchez Cuadros
(especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación: 21/02/2007
En su columna quincenal del domingo 11 de febrero, Mario Vargas Llosa vuelve a la carga con su habitual estilo ramplón y agreste cuando lanza sus vastas expediciones en la “ensayística política” o el “análisis de coyuntura”.
Después de su incursión en el advertising al hacer una apología de la serie de televisión “24” y dejarnos en claro su admiración por el agente antiterrorista Jack Bauer, ahora hace de “editor” oficioso del libro de su vástago, Alvaro Vargas Llosa, y sus socios Plinio Apuleyo y Alberto Montaner, quienes han publicado lo que parece ser la saga de su “manual del perfecto idiota latinoamericano”, incluyendo “idiotas” primermundistas entre los cuales cita a Noam Chomsky, Ignacio Ramonet, Harold Printer y Alfonso Sastre, es decir de lo mejor del pensamiento crítico, a quienes enlistando junto a políticos y gobernantes latinoamericanos que detestan esperan poder descalificar moralmente.
Estos pensadores se han destacado por su postura y activismo crítico ante las injusticias y particularmente ante el demencial despropósito estadounidense de apropiarse del mundo, sobre lo cual el escribiente calla en los varios idiomas que conoce.
El septuagenario escritor transnacional denota a estas alturas de su amargura la terrible frustración que le provoca que los pueblos latinoamericanos despierten de la larga noche neoliberal y se manifiesten en las urnas por opciones alternativas, así como que la desfachatez imperial evidencie que es finita y vulnerable, descalificando y lanzando denuestos, como “racismo indígena” al presidente boliviano Evo Morales, “esquizofrenia intelectual” a Noam Chomsky, “inefable” a Ignacio Ramonet, “espesos dramas incomprensibles” a la literatura del Premio Nobel Harold Printer, a quien se refiere como “demagogo impresentable”.
¿Celo?, ¿envidia?, ¿amargura?, ¿frustración?, ¿esquizofrenia?, ¿oligofrenia? A lo mejor de todo un poco, a lo mejor tan sólo una manifestación de su degradación moral y de su desvergonzada abyección ante Estados Unidos y los poderes fácticos de la llamada globalización.
Uno hubiera querido encontrar entre los idiotas que cita Vargas Llosa en el sumario que hace del libro en cuestión a George W. Bush, pero al más grande de los Vargas, no le da para tanto el liberalismo y opta por callar ante los neoconservadores, quizá por solidaridad con el caído.
Su agresividad no tiene límites al referirse a la “subespecie indígena”, llegado a este punto del paroxismo “intelectual” Vargas Llosa ha decidido sumarse a la lista de despreciables impresentables que encabeza en el Perú el Director del diario Correo.
Como quien quiere hacernos entender que hay dogmatismos buenos cita en la bibliografía para curar la idiotez a Jean François Revel, Milton Friedman, Kart Popper y Friedrich Hayeck, las vacas sagradas del conservadurismo que navega con bandera de liberal, anticomunistas febriles todos ellos. Más de lo mismo.
Por si fuera insuficiente desnudez, coloca al lado de los “forjadores de sociedades libres” al mexicano Felipe Calderón, al colombiano Alvaro Uribe, así como al ya manido ejemplo del Chile de Lagos y Bachelet y a la “promesa salvadoreña” y tiene el desparpajo de incluir al peruano Alan García, sin importar que sus ligas con Fujimori son cada vez más evidentes.
Taparse la nariz no impide ver lo que está pasando: Alan García ha vuelto por sus fueros sólo que ahora es de derecha, aunque los idiotas desperfectos lo vean de izquierda. Tomémoslo como confesión de parte del pensamiento reaccionario: no han renovado sus ideas, ni pueden hacerlo en calidad de sustentadores de un sistema de dominación en crisis y como adoradores de Estados Unidos y la “democracia” que suele impulsar a punta de helicópteros artillados, misiles, conspiraciones, mentiras, manipulación, invasiones, horca y exterminio.
La sociedad abierta con la que se ensoñó Popper, el capitalismo o si se prefiere la “democracia de mercado”, ha devenido en una maquinaria destructiva del hábitat, del bienestar y de la vida en general que promueve la concentración de la riqueza segregando cada vez más seres humanos a los que confina al oscuro mundo de la miseria y la postergación.
A despecho de los humores vargallosianos los pueblos latinoamericanos siguen su camino en la búsqueda de opciones alternativas a un neoliberalismo declinante tratando de ganar terreno en el contexto de precios favorables para sus exportaciones y del declive imperial de Estados Unidos y su empantanamiento en los desiertos de Afganistán e Irak.
Venezuela impulsa acuerdos para la formación de un banco, una compañía de aviación, un canal de televisión, aunados a acuerdos estratégicos para el usufructo de las riquezas naturales en el marco de la integración latinoamericana. Instrumentos todos ellos que fortalecerán la capacidad de preservar la soberanía ante la bravuconería de la clase política estadounidense y las corporaciones transnacionales.
Ecuador y Bolivia se encaminan a la elaboración de nuevas Constituciones, el presidente ecuatoriano Correa ha tomado una postura firme ante el TLC con Estados Unidos y el manejo de la deuda externa ilegítima, el presidente Evo Morales sigue a paso firme con la recuperación de las riquezas naturales que de forma ilegítima usufructuaban diversas transnacionales.
Entre tanto Cuba mantiene la dignidad y no ha cejado, sino por el contrario, ha profundizado su tradicional solidaridad con los pueblos latinoamericanos. Su contribución a la salud y la educación es particularmente digna de destacarse.
El presidente Hugo Chávez utiliza los excedentes que generan los elevados precios del petróleo en proyectos de importancia estratégica. Estas son las acciones que los corifeos del imperio, Vargas Llosa(s), Apuleyo y Montaner, no pueden tolerar, menos aun que el socialismo haya reaparecido en el lenguaje y en las propuestas políticas; por este delito Vargas Llosa se regodea llamándolos “idiotas tercermundistas”. Esas acciones enardecen a los medios de comunicación masiva del gran capital, de allí la maniquea y sesgada línea editorial y periodística del boletín de prensa del Grupo Prisa, El País.
Haría bien Vargas Llosa en seguir el consejo que con patéticas ínfulas pretende espetar a Noam Chomsky: dedíquese a lo suyo, escribiente, siga haciendo novelas, no escenifique dramas telenovelescos cada vez que se desahoga en público; los lectores no somos responsables de su decrepitud ni de esa amargura que pretende disfrazar con espasmos de arrogancia.
Fuente: Argenpress.info
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