Reflexiones para entender el tema de la compra restringida del dólar

COMO CREO QUE ES ESTE ASUNTO DEL DÓLAR

por Enrique Mario Martinez

Enriquemariomartinez01–11–2011 / Hay muchos compatriotas confundidos con este tema de las reglamentaciones para comprar dólares.

Me gustaría ayudar a entender la cuestión, como un simple aporte militante, al menos como yo entiendo mi militancia.

Nuestro país tiene una moneda y un Banco Central responsable de su emisión y de regular la actividad de los bancos.

Si no tuviéramos relación con otros países, que a su vez tienen sus monedas, no haría falta nada más. Ese sería nuestro medio de cambio para comprar y vender y punto.

Pero como sabemos, esa es una situación que no se da en ninguna parte. Por lo tanto, hay que acordar a cuanto cambiamos nuestra moneda por la de los otros. Dada la hegemonía de décadas de Estados Unidos y para simplificar, admitamos que todos los países se referencian al dólar.

¿Para qué necesitamos dólares?

  • Para importar mercaderías.
  • Para permitir que las empresas extranjeras que operan aquí manden las utilidades a sus países de origen.
  • Para que los que extranjeros que trabajan aquí puedan mandar dinero a sus familiares.
  • Para poder viajar y hacer turismo fuera del país.
  • Para devolver los préstamos externos que el Gobierno o los particulares hayan podido tomar.
  • Para que las empresas o el Estado realicen inversiones en el exterior.

¿De dónde salen esos dólares?

De las operaciones inversas a las detalladas, o sea:

  • Las exportaciones de mercaderías.
  • Las utilidades enviadas por filiales de empresas argentinas radicadas en el exterior (en nuestro caso esto es muy pequeño)
  • De los envíos de argentinos que trabajan afuera, a sus parientes de aquí.
  • Del turismo de extranjeros en el país
  • De las inversiones extranjeras en el país.

¿Como conseguimos que las dos sumaslo que sale y lo que entracierren y qué hacemos cuando no sucede?

Toda la divisa que entra o sale debe ser liquidada por el sistema bancario, siendo el Banco Central quien compra los excedentes o vende los faltantes, con lo que se conoce como reservas.

Desde 2003 las reservas se han incrementado de manera muy importante y todo el tiempo, hasta hace unos pocos meses, en que se redujeron algo, pero de cualquier manera están en valores históricos muy altos.

Lo descrito es aquello para lo que es imprescindible usar la divisa. Para la cultura argentina hay un uso más, que es el que hoy hace ruido: el refugio de valor.

En el pasado, el dólar se convirtió en el reaseguro popular más claro para cubrirse de la inestabilidad y de las devaluaciones bruscas.

En todos estos años, se mantuvo esa cultura, pero sin ninguna ansiedad especial, en un escenario de mejora permanente de las condiciones del país y donde la paridad cambiaria se movió lentamente.

En esta búsqueda de refugio, es importante diferenciar de quien guardó o guarda dólares en el colchón, respecto de quien busca colocarlos en un banco del exterior, usualmente por una vía irregular.

Cierta prensa mal intencionada llama a ambas cosas “fuga de capital” cuando en rigor solo la segunda lo es.

La primera forma de ahorro le quita recursos a los bancos, pero eso es mucho menos grave que llevarse el dinero fuera del país. No hay estadísticas ni estimaciones precisas de cuanto representa una forma de atesorar o la otra.

¿Que pasó ahora?

Que los tiempos de holgura en la diferencia entre ingreso y egreso de dólares comenzaron a achicarse.

Básicamente, por dos razones:

. Las importaciones crecen más que las exportaciones.

. Las utilidades giradas por las filiales de corporaciones multinacionales han aumentado mucho, por dos motivos: sus ganancias se elevaron de manera notable y sus casas matrices están en problemas y piden el giro de todo lo posible.

Cabe aclarar que aun así, las inversiones de este año y el próximo son valores record sobre el producto, lo cual indica una fuerte vocación de volver a poner el dinero en el país.

Esos elementos obligan al ajuste fino y por eso se decidió forzar a las exportadoras mineras o petroleras a liquidar todas sus divisas en el país o reclamar a las compañías de seguros que tengan sus ahorros en divisas en la Argentina.

Hay varias medidas más que el Banco Central tiene en cartera para mejorar el ingreso de divisas, evitando la postergación de pagos a exportadores o la subfacturación de ventas al exterior o la sobrefacturación de importaciones.

El Banco Central está manejado por una cúpula inteligente y con vocación nacional en la cual se puede confiar, para que opere sobre una situación que no es ni de casualidad la de una crisis presente o futura.

Solo se cometió un error: reglamentar la compra de dólares aún en muy pequeña cantidad, lo cual avivó fantasmas del pasado sin necesidad y rápidamente fue aprovechado por quienes quieren sabotear esta política, con una intención muy clara: conseguir que Argentina tome deuda externa de nuevo y reinicie una rueda perversa que sabemos adonde conduce y que no debería suceder.

Se cometió un error que en política no es admisible: tomar una decisión sin prever qué hará el adversario sobre ella.

Y aquí la prensa hostil, más varios operadores cambiarios, reaccionaron con agilidad: sembraron el temor, porque en ese burbujeo es donde ganan.

El mejor comentario que puedo hacer es que los compatriotas que hace dos semanas vivían en paz, deberían seguir haciéndolo.

Es más: si quisieran ahorrar deberían colocar plazos fijos en pesos en los bancos. La gente del Banco Central ordenará este ruido y quienes quieren pescar en río revuelto debieran perder una vez más.

Ruego con toda humildad que quienes lean esto, sean 10 o 100 o los que sean, si tienen dudas me preguntan lo que sea. Si tengo las respuestas las daré y de lo contrario las buscaré, pero calma compañeros.

Un abrazo para todos.


Las negritas y cursivas y algunos enlaces no pertenecen al texto original. Son un modo de destacar y facilitar mi propia lectura de porciones que considero de mayor relevancia.


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2 Comments »

  1. 1
    beto oviedo Says:

    MUY PERO MUY CLARITO COMPAÑERO ME HA AYUDADO A ENTENDER LE MANDO UN GRAN ABRAZO MILITANTE

  2. 2
    Flavio Says:

    Muy interesante el artículo, concuerdo con varias partes y estoy en descuerdo con otras. Como siempre son temas complejos que merecen detenerse a ver dónde estamos, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. No creo en políticas «buenas» per se, ya que toda política supone, como bien menciona el artículo una estrategia en el plano político y agrego un impacto social directo o indirecto.

    Para sintetizar me gustaría complementar:

    1) Faltó un tópico en «¿Para qué necesitamos dólares?» que también nos rige:

    – Compra de inmuebles. ¿Quién se anima a abrir un crédito hipotecario a 30 años en pesos comprando hoy un inmueble (inflado) en dólares?. O inclusive: ¿Quién de mis queridos connacionales se encuentra no en condiciones de comprar dólares, sino en condiciones de que le otorguen un crédito hipotecario?.

    2) El refugio de valor que menciona, es decir, «ahorrar» en dólares, ninguna novedad nacional, podría también tener otra posibilidad entre el colchón y el depósito en el exterior, que debería inclusive ser más rentable: Depósito en banco nacional. Medida que garantizaría que el capital quede en el país.

    Ahora, ¿quién duerme tranquilo con los dólares debajo del colchón? Y ¿quién dormiría tranquilo con los dólares en un banco nacional después del 2001? Me gustaría que no me malentiendan, no es una apología a que la opción por descarte es llevarse los dólares, hoy por lo pronto no hay dólares casi para nadie.

    Siguiendo lo propuesto por la nota:

    «Es más, si quisieran ahorrar deberían colocar plazos fijos en pesos en los bancos»

    Hoy tenemos una inflación anual, que como mínimo da que hablar pero es difícil de establecer, y para no ser injusto con ninguno supondré entre el 15 y el 30%.

    Los plazos fijos más altos están en el orden del 12 al 14% anual, es decir, no llegan a cubrir la cota más baja de la inflación. En estos términos, ahorrar, sería dejar que el dinero se deprecie.

    Sinceramente me gustaría pensar que es cierto que «El Banco Central está manejado por una cúpula inteligente y con vocación nacional en la cual se puede confiar». Sin embargo, no puede ser que ante cada decisión política nos pongamos a cuestionar o respaldar la idoneidad de quienes ejercen las medidas. Hablemos de las propuestas. Si podemos, no supongamos a priori que quienes la toman son ineptos o super aptos.

    Por último, comparto plenamente con el autor que se cometió un error, más allá de la ejecución de la medida, por haber levantado fantasmas del pasado.

    Sin embargo, el autor dirige este efecto al aprovechamiento de los adversarios al modelo vigente:

    «Se cometió un error que en política no es admisible: tomar una decisión sin prever qué hará el adversario sobre ella.»

    Esto, estratégicamente, es cierto y tampoco ninguna novedad en el River-Boca actual entre gobierno y oposición, donde cada cual juega su parte en el aprovechamiento de las medidas de su contraparte.

    Sin embargo el impacto social que por la regulación de «la compra de dólares aún en muy pequeña cantidad» que «avivó fantasmas del pasado sin necesidad» fue producto directo de la aplicación de la medida.

    No hace falta Clarín, ni ningún medio, para que la gente recuerde el corralito, ni la hiper-inflación, ni la dictadura, ni las manzaneras, ni la historia nacional.

    Antes del corralito se bajó el máximo de dólares disponible en los cajeros, luego se impidió directamente. Qué hoy se ejerzan controles por ciudadano en la compra de dólares puede tener que ver o no con lo que pasó antes, pero es argumentable más allá de la linea política o los sistemas de información a los que uno adhiera, qué para el caso hay formadores de opinión pública oficialistas como opositores.

    Por otro lado, cuestionar que el estado ejerza un nuevo control a cada ciudadano me parece totalmente sensato y válido y cada cual puede argumentar desde su lugar.

    Suponer que la medida fue buena por que sí y que el impacto que genera tan sólo es porque los medios que responden a intereses opositores la explotan es tomar a todo aquel que piensa diferente por tarado, sin opiniones propias.

    Si asumimos que la mitad del pueblo está compuesta por inteligentes que concuerdan con el modelo y la otra mitad por opas que creen en los medios imperialistas de la corp, los gorilas y la oposición, estamos confrontando al pueblo u subestimándolo de la misma manera que si asumimos que la mitad del pueblo está compuesta por inteligentes neo-liberales que condenan el modelo por no satisfacer los verdaderos intereses que protegen y la otra mitad por opas socialistas conformistas que se escudan en una militancia que no es más que una sumisión ciega.

    Esto no nos hace bien. De ninguna manera. No subestimemos a los que piensan diferente, ni en el gobierno ni en la oposición, no son ni el enemigo ni «el adversario», esta no es una carrera en la que unos ganan y otros pierden, esto es un pueblo, el «gran pueblo argentino» que cuando entonamos el himno evocamos a que «los libres del mundo» nos respondan «salud».

    Somos todos parte y de la diferencia de opiniones, de vistas, que es la base misma de la pluralidad, nos encontramos como complementarios, no antagónicos.

    Aplaudo el artículo porque deja bien clara el pensamiento del autor y desde ese punto de partida, propongo también parte de mi pensamiento, no para competir, ni para desacreditar, sino para completar, para que alguien haga de el artículo como de mi respuesta otra cosa.

    Saludos por igual a militantes, gorilas, oficialistas y opositores.

    Flavio


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