De significantes y significados
La palabra «caos» en los medios
Es verdad que no siempre encontramos la palabra exacta para designar lo que sentimos o lo que necesitamos. Ese es el juego del lenguaje que a veces confunde a los sujetos del habla. De hecho, hay palabras que admiten distintos significados o que el uso coloquial hace que adquieran otras connotaciones. En esta nota, su autor, nos presenta la problemática planteada por el uso de la palabra «caos» en los medios de comunicación.
Germán Ferrari*/ Periodista
La palabra caos se convirtió en los últimos tiempos en la nueva muletilla de gran parte de los medios de comunicación argentinos y también internacionales.
La carga de sentido catastrófico que conlleva la simple mención de ese concepto no siempre se condice con la realidad que el periodismo describe. En el imaginario popular caos es igual a decir «el fin del mundo», aunque en verdad el significado sea «estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la ordenación del cosmos».
Esa primera acepción del diccionario de la Real Academia Española nos impulsa a ver la segunda: «confusión, desorden».
Rara vez los trabajadores de prensa se valen de esos sinónimos para designar a un acontecimiento determinado, sino que emplean caos –y no hace falta ser lingüista para analizarlo– que connota una situación de una gravedad extrema.
Los alumnos pueden crear desorden en el aula. Pero ¿qué sucede si reemplazamos desorden por caos? ¿Suena de la misma manera «desorden de tránsito» que «caos de tránsito»?
De esta manera, en la línea de lo caótico se mezclan un corte de calle, un desastre natural con decenas de muertos, las convulsiones políticas en un país, un embotellamiento en una gran ciudad, los efectos de una huelga, los problemas internos en un club. La lista se convierte en interminable.
Se podrá argumentar que caos es una palabra corta que encaja perfecto cuando hay que titular en un espacio breve o que describe de manera descarnada un suceso que indigna sobremanera al vecino que paga los impuestos puntualmente.
También se podrá decir que es un término usado con naturalidad en el habla cotidiana. Sin embargo deberíamos distinguir entre la mesa del café y el artículo de un diario o la narración televisiva.
Este nuevo lugar común no invade sólo a los diarios sensacionalistas. Los medios «serios» también son aquejados por este mal de la pereza periodística.
Una catarata de ejemplos sirve de ilustración.
Puede resultar agobiante, pero aporta claridad en cuanto a la intencionalidad con que se trata la noticia desde el titular:
- «Volvió a reinar el caos en Aeroparque» (Lanacion.com del 23 de julio);
- «Sigue el caos por protesta en embajada de Finlandia» (InfoBAE.com del 31 de julio);
- «Tres manifestaciones generaron caos de tránsito en el microcentro» (Perfil.com del 2 de agosto);
- «El monzón siembra Asia de muerte y caos» (Levante-emv.com del 4 de agosto);
- «Un piquete causó ocho horas de caos en Panamericana» (InfoBAE.com del 24 de julio);
- «El microcentro de Mar del Plata es un caos» (Puntonoticias del 31 de julio);
- «Caos político y militar en Pakistán» (Cronica.com.ar del 9 de agosto);
- «Gremialistas del Banco Nación causan caos de tránsito en pleno centro porteño» (InfoBAE.com del 6 de agosto);
- «Protesta (de) la FUBA generaría caos en el centro porteño» (InfoBAE.com del 5 de agosto);
- «Los cortes por las tormentas en Cataluña llevan de nuevo al caos» (Diariodeleon.es del 9 de agosto);
- «Caos de tránsito por un motociclista atropellado» (InfoBAE.com del 9 de agosto);
- «Caos en Nueva York por una fuerte tormenta» (Clarin.com del 8 de agosto);
- «La versión de otra jornada de caos en la UBA» (InfoBAE.com del 7 de agosto);
- «La UBA sesionó en medio de otro caos» (Lanacion.com del 6 de agosto).
Para algunos medios de comunicación no cuentan ni la teoría del caos de Ilya Prigogine ni las cuestiones físicas o matemáticas.
Ellos están deslumbrados con el origen griego de la palabra (algunos hablan de abismo; otros de abertura) o con el maniqueísmo de la «guerra fría» reflejado en la serie televisiva protagonizada por el Superagente 86: un espía alistado en las filas de CONTROL («los buenos») que enfrentaba a la organización KAOS («los malos»).
* Escritor y docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Se desempeña como investigador en el Departamento de Comunicación del Centro Cultural de la Cooperación y es habitual colaborador de la revista Todo es Historia y autor de los libros La Comunicación (Longseller, 2001), Rabindranath Tagore, soñador de esperanzas (Longseller, 2001) y Raúl González Tuñon, periodista (Ediciones del CCC, 2006).
Fuente: El Arca Digital
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