Archivo de julio 17th, 2011

Tú eliges. O te enamoras o sales disparando ?

julio 17, 2011

Minaconhacha


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La seguidilla de elecciones que se vienen hasta el 14 de agosto

julio 17, 2011

PASO a PASO

17–07–2011 / Las votaciones que vienen y las primarias. Pretendientes en un “no lugar”. El ballottage clásico y el de Olivos, incentivos diferentes. Una jueza que proscribe. Polarización, la ilusión opositora. Y un vistazo sobre la segunda vuelta porteña.

 Por Mario Wainfeld

Urna1851Hoy se respira hondo, a partir del domingo 24 se hilvana una seguidilla de elecciones todos los fines de semana hasta el 14 de agosto. Autoridades locales en Santa Fe, Ciudad Autónoma (CABA), Córdoba y, al fin, las primarias abiertas simultáneas y obligatorias (PASO).

En un escenario Kcéntrico, el interés se centraliza en cómo le irá yendo al Frente para la Victoria. En las competencias provinciales sus adversarios asoman como favoritos.

En Capital, sólo un milagro (ajeno al resultado de la primera vuelta y al contexto) podría favorecerlo.

En Córdoba, ni un milagro puede acontecer, a falta de lista kirchnerista.

En Santa Fe, el socialismo puntea en las encuestas, que siempre deben tomarse con pinzas pero que armonizan con la sensación térmica.

El kirchnerismo ya perdió en esos tres territorios en las locales de 2007, mientras la presidenta Cristina Fernández de Kirchner prevaleció en el primer turno, doblando a la segunda, la diputada Elisa Carrió.

En las legislativas del 2009, al kirchnerismo le fue fatal en esos relevantes distritos, donde rondó el 10 %.

En Capital estuvo a tiro de triplicar esa marca 7 días atrás, en Santa Fe crecerá muchísimo aunque queda por verse cuánto.

Las PASO son una innovación sin precedente alguno, lo que impide el análisis comparativo. Las decisiones coincidentes de los distintos partidos las privaron de su faceta principal, hubo una unánime opción por la lista única para presidente y vice.

Quedan por disputarse internas para cargos parlamentarios en algunas jurisdicciones. La competencia se concentra en dos aspectos.

El primero, para ciertos partidos o coaliciones, llegar al piso del uno y medio % de los votos válidos para poder presentarse en octubre.

El segundo, medir el potencial de todos los aspirantes a la Casa Rosada en una suerte de test previo. Un blogger, Lucas Llach, se pregunta con ingenio si no es una encuesta obligatoria y simultánea.

La ilusión, confesa, de los referentes opositores es que el escrutinio del 14 de agosto induzca al elector no kirchnerista a tomar nota de quién va segundo, para polarizar dos meses.

El sistema nacional de ballottage propicia el llamado “voto útil” pero, ay, no lo garantiza. Las PASO traban operaciones partidarias que ayuden esas conductas: si alguien se “bajara” abandonaría la oportunidad de sumar bancas en el Congreso (perdería, pues, algunas en términos absolutos).

El imaginario de la dirigencia opositora también conspira en contra: los ex integrantes del grupo “A” no lo dicen (sería insensato sincerarlo cuando se está a la pesca de apoyos) pero suponen que lo más factible es que CFK gane las elecciones, por lo que toman posiciones de cara al 2015.

El jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y José Manuel de la Sota (si corona en Córdoba) están explícitamente colocados en ese escenario.

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El ballottage de Olivos: Los sistemas de doble vuelta tradicionales (el de Francia, Brasil, Tierra del Fuego o Ciudad Autónoma), que exigen el 50 % más uno de los votos, incentivan el voto expresivo en la primera.

Las conductas colectivas, empero, no son lineales: el electorado puede polarizarse igual. Votar en la primera vuelta como si fuera la segunda, escribió Guillermo O’Donnell hace muchos años, tal como aconteció en la CABA el domingo 10.

El esquema establecido en la Constitución de 1994, en cambio, induce a la polarización de movida.

El que imagina ser 2º (y quienes lo bancan en las urnas) tiene fuerte interés en superar el 30 % de entrada y, como ideal, llegar al 34,9 %, para evitar que el más votado llegue al gobierno con más del 40 o menos del 45 % más uno de los sufragios.

De nuevo, ese aliciente no produce efectos automáticos. Lo corrobora la elección del 2007, cuando los votos “contreras” se fragmentaron entre la Coalición Cívica y el radicalismo, tonificado con la figura de Roberto Lavagna.

El diputado Ricardo Alfonsín y el ex presidente Eduardo Duhalde ansían que esta vez sea distinto, lo explicitan e instan de antemano a los votantes.

Predecir qué harán éstos es prematuro, máxime cuando se desconoce cuál podría ser el resultado de las PASO que, a falta de estímulo fuerte, lucen poco erotizantes para los ciudadanos.

Permítase una digresión: este sistema enmarañado, creado para mantener vigente al bipartidismo peronista-radical, fue rechazado por el electorado porteño, al que ahora está de moda cristalizar como “de derecha” y demonizar.

El engendro del Pacto de Olivos fue plebiscitado favorablemente en el casi todo resto del territorio nacional, hecho olvidado en reseñas históricas simplificadoras.

Volvamos al núcleo. Las PASO tiran para un lado fuertemente expresivo, las presidenciales para otro.

En las primarias se cuentan las costillas para medir cuán primero está el oficialismo y, acaso, quién emerge como segundo entre sus adversarios Queda por dilucidarse cómo impactarán las primeras sobre las que definirán los próximos 4 años.

En ese cuadro atractivo y de ardua predicción, una jueza metió la cuchara, desvirtuando las leyes y la Constitución, lo que amerita un parrafito aparte.

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Eramos pocos y apareció Servini: La jueza federal con competencia electoral María Romilda Servini de Cubría dictó una resolución estableciendo una sanción para los ciudadanos que, de modo injustificado, no participen en las PASO.

Decidió que perderán el derecho de participar en octubre. Una penalidad que la ley respectiva no prevé, producto de su imaginación y voluntad, chocantemente contraria al sistema normativo, empezando por la Constitución.

Sus argumentos son paupérrimos y equivocados; tronchar un derecho constitucional sin apoyo legal, un disparate que regiría (hay que decir, por suerte) sólo en el área de competencia de Su Señoría, la Ciudad Autónoma.

El ministro del Interior, Florencio Randazzo, declaró que la resolución judicial no tiene validez. Tiene razón sobrada pero no eligió la vía pertinente, como afirmó tras escucharlo el director nacional electoral Alejandro Di Tullio.

El modo prolijo y legal de echar por la borda el disparate autoritario de Servini es otra acción judicial que la invalide, sea de la misma magistrada por contrario imperio, sea de la Cámara.

Tiempo para hacerlo hay pero, en el intervalo, sorprende la pasividad de todos los partidos políticos y de las ONG bienpensantes que defienden supuestamente derechos ciudadanos y que en los hechos suelen orientar sus movidas sólo a los poderes ejecutivos.

En un régimen jurídico donde primael recurso de amparo fácil”, acá anda faltando uno.

Hay en juego un virtual cercenamiento (o puesta en duda, por la parte baja) de derechos de cientos de miles de argentinos, por el capricho de una jueza.

La pasividad institucional colectiva ante un hecho grave contrasta con la vivacidad predominante para discutir en los medios.

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La aldea y el conjunto: Macri cosecha desde un “no lugar” nacional para 2011. En ese trance, le conviene que no le surja un “hermano macho”, un opositor al kirchnerismo que talle fuerte o gane lo que lijaría su condición de magno challenger en 2015.

En Santa Fe sería distinto si gana el socialismo que daría envión a Hermes Binner, candidato a presidente del Frente Amplio Progresista.

Comparemos, en pocas líneas, semejanzas y diferencias de esa provincia con la CABA.

En ambas hay un gobierno local elegido por primera vez en su historia, que busca revalidar. En las dos se enfrentaron 3 fuerzas con potencial. Hasta ahí las similitudes.

Una diferencia, que mejora al diputado Agustín Rossi respecto del senador Daniel Filmus, es el caudal de peronistas en Santa Fe.

Claro que esa ventaja tiene dos contrapesos combinados: que la elección es de vuelta única y que Miguel Del Sel captura votos de base justicialista. Otra dificultad adicional es que el Midachi que lleva los colores de PRO está en ascenso, a diferencia del diputado Fernando Solanas.

En Córdoba, si volviera a gobernar De la Sota (ya mentó) lo haría desde un no lugar similar al de “Mauricio”.

Si prevaleciera el senador Luis Juez duplicaría el envión al FAP. Si el senador Oscar Aguad recuperara lo que fuera un bastión radical durante más de una década, lograría el primer éxito de la UCR en las provinciales y le daría una manito a la autoestima de las huestes de Ricardo Alfonsín.

Nadie discute que los resultados posibles en las elecciones nacionales pintan ser muy disímiles a la de este maratón electoral. Pero alguna influencia puede haber, sobre todo si en el FpV se acentúa el internismo y la falta de espíritu de equipo.

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De ayer a hoy: El armado que condujo el ex presidente Néstor Kirchner en 2007 partía de la premisa “a Cristina le faltan algunos votos”. De ahí, la búsqueda de aliados con peso electoral propio, la misma Concertación Plural y las concesiones a los aliados.

El 2011 está (¿sobre?) determinado por la hipótesis de que “los votos son de Cristina” y por la marca de las deserciones ulteriores al conflicto de las retenciones móviles. De ahí la mayor injerencia presidencial en las listas, correlato de su legitimidad.

El cambio es de manual, porque cambiaron las correlaciones de fuerzas internas. Las proporciones en que se implementó, opinables. Ponderar si se relegaron demasiados compañeros o algunos en especial es pura especulación.

Las tácticas electorales son un arte pragmático, que se corrobora cuando se abren las urnas. Con esa salvedad, el cronista cree que se ha apostado mucho a candidatos que no suman adhesiones.

Y que la intervención presidencial “muy abajo” (por ejemplo) en las boletas de comuneros porteños, puede ser disfuncional, si retrae entusiasmo para comprometerse en el activismo electoral.

La participación popular va sucediéndose en un contexto histórico único, de años de estabilidad política y crecimiento económico.

Los debates cotidianos a veces distraen acerca de la magnitud de ese entorno, cuyo peso es digno de mención.

Por ejemplo, acaso sirva para explicar por qué los díscolos porteños que se pronunciaron contra el kirchnerismo optaron trascartón por disfrutar del domingo de sol y no por atronar con festejos.

El hecho de que unos cuantos tienen al unísono preferencias por el jefe de Gobierno y por la Presidenta es otra referencia que alude a la lógica epocal y a la complejidad de la política.


Las negritas y cursivas y algunos enlaces no pertenecen al texto original. Son un modo de destacar y facilitar mi propia lectura de porciones que considero de mayor relevancia.


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Elecciones Primarias del 14 de Agosto. Instrucciones y aclaratorias

julio 17, 2011

LOS DETALLES DE LAS INTERNAS ABIERTAS Y SIMULTANEAS DEL PROXIMO 14 DE AGOSTO
Instrucciones para pasar la primaria

17–07–2011 / Se definirá quiénes podrán competir en las presidenciales. Las fórmulas deberán superar el 1,5 % de los votos válidos emitidos para estar en el cuarto oscuro en octubre.


  Por Miguel Jorquera

BoletasprimariasA menos de un mes de las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias del próximo 14 de agosto, en las que se decidirá qué fórmulas presidenciales podrán competir en octubre, la mayoría de partidos y alianzas ya tienen puesta su atención en cómo sortearlas de la mejor manera posible.

Para que sus boletas estén en el cuarto oscuro el día de la elección presidencial, deberán alcanzar al menos el 1,5 % de “los votos válidamente emitidos” a nivel nacional en las primarias.

Los partidos y alianzas que no alcancen ese mismo porcentaje en uno o más distritos –de los 25 en los que está dividido el paísno podrán competir por los cargos a diputados y senadores nacionales que se pondrán en juego en cada uno de ellos el 23 de octubre.

Los votantes podrán cortar boletas, elegir y completar su voto entre distintos partidos y alianzas para cada uno de los cargos que estarán en disputa.

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias nacionales –que debutan el 14 de agostoserán obligatorias para los 28.685.833 electores empadronados en todo el país.

La jueza federal María Servini de Cubría dijo que aquellos ciudadanos que no cumplan su deber de sufragar en las elecciones primarias de agosto no podrán votar en las elecciones generales del 23 de octubre de 2011.

Aunque el ministro de Interior, Florencio Randazzo, le bajó el tono a la interpretación de la magistrada y afirmó que quienes no sufraguen en esa instancia igual podrán hacerlo en la elección general de octubre.

El funcionario remarcó, de todas formas, la importancia de las primarias, que decidirán quiénes podrán ser candidatos a cada uno de los cargos en juego.

Por su carácter de obligatoria, la elección abarcará a todos los empadronados y no sólo a aquellos que estén afiliados a algún partido político.

No pocos partidos, especialmente los más chicos, cifran sus esperanzas en una gran participación ciudadana para poder atravesar las primarias.

La elección del 14 de agosto será la 2º vallala 1º fue juntar los avales para participar de las primarias – que deberán sortear partidos y alianzas que aspiran a ser una opción en las presidenciales de octubre.

Para ello deberán recolectar al menos el 1,5 % de los “votos válidamente emitidos”, que incluye los votos positivos y en blanco, pero no los nulos.

Es decir, que si votara el 75 % de los empadronados (21,513 millones), cada partido o alianza deberá sumar en todo el país 322 mil votos en las primarias para tener su propia fórmula presidencial en la elección del 23 de octubre.

Pero también deberán sortear esa misma dificultad en cada uno de los 25 distritos electorales del país: sacar al menos “el 1,5 % de los votos válidos en el distrito y para la categoría y cargo en la que pretenda competir en los comicios nacionales”.

Las primarias también definirán –además de las fórmulas presidenciales– quiénes serán los candidatos a diputados y senadores nacionales, para renovar la mitad de la Cámara baja (130 bancas) –entre las 24 provincias y la Ciudad Autónoma– y 1/3 del Senado (24 bancas), en 8 provincias: Buenos Aires, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, San Juan, San Luis y Santa Cruz.

Si se tomaran como ejemplo los resultados de la primera vuelta de la elección porteña, sólo podrían presentar candidatos a diputados nacionales: el PRO (47 % de los votos), el Frente para la Victoria (27,8), Proyecto Sur (12,8), la Coalición Cívica (3,3) y la UCR (2).

En cambio, no podrían presentar candidatos a diputados, entre otros, Autodeterminación y Libertad (1,47), el partido de Ricardo López Murphy (1,4), el Frente de Izquierda (0,7) y el duhaldismo (0,29).

Puede darse el caso de que en octubre haya partidos o alianzas que tengan fórmula presidencial en octubre, porque lograron sumar el 1,5 % de los votos emitidos a nivel nacional (como distrito único), pero que no cuenten con candidatos a diputados o senadores en aquellas provincias en las que no hayan logrado superar ese mismo piso.

Las primarias, pensadas como internas abiertas, simultáneas y obligatorias, tienen como objetivo que todos los ciudadanos puedan dirimir los candidatos presidenciales de los partidos o alianzas que se presentan a la elección.

Pero la 1º experiencia no tendrá contiendas internas: cada partido o alianza concurrirá a las urnas con candidatos o fórmulas únicas.

Por eso las boletas en el cuarto oscuro tendrán, además de su número de lista, colores para identificar cada alianza o partido y hasta fotografías de sus candidatos. Si hubiera compulsa interna en algunas de ellas, cada una de las boletas que participe se diferenciaría con una letra.

En casi todos los distritos –salvo las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, San Juan y San Luis (ver aparte)–, las boletas tendrán dos cuerpos: uno para la fórmula presidencial y otro para la lista de candidatos a diputados nacionales.

En el caso de las 8 provincias que eligen senadores, sumarán un 3º cuerpo.

Los votantes podrán votar una lista completa o cortar boleta y completar su sufragio con dos o tres partidos o alianzas, siempre que haya un solo voto para cada uno de los cargos que se dirimen.

Por ejemplo, en Santa Fe, donde la boleta tendrá sólo dos cuerpos, la de candidatos presidenciales y a diputados nacionales, se podrá votar lista completa o también dividir el voto entre dos alianzas diferentes, indistintamente de los cargos.

O en Jujuy, donde las boletas tendrán 3 cuerpos, se podrá votar la lista completa o elegir un partido o alianza diferente para cargo en juego: para candidato presidencial, para senadores nacionales y para diputados nacionales.


BUENOS AIRES, ENTRE RIOS, SAN JUAN Y SAN LUIS
Con más cosas en juego

17–07–2011 / Allí también se votará fórmula a gobernador, legisladores provinciales, intendentes y concejales. Sólo la legislación bonaerense es como la nacional. Las otras son más permisivas.


 Por Miguel Jorquera

Las primarias serán más complejas para los votantes de la provincia de Buenos Aires, que el 14 de agosto no sólo dirimirán las candidaturas nacionales sino también la fórmula a gobernador, legisladores provinciales, intendentes y concejales.

La legislación bonaerense plantea las mismas exigencias que la nacional: los partidos y alianzas electorales deberán superar en territorio bonaerense el piso del 1,5 % de los votos válidamente emitidos para cada uno de los cargos en disputa y poder así presentar candidatos provinciales en la elección del 23 de octubre.

En Entre Ríos, San Juan y San Luis también se vota para definir candidaturas distritales, pero allí las leyes son más laxas y menos restrictivas.

En el caso de las primarias bonaerenses (el principal distrito electoral del país con más de 10 millones de empadronados), las boletas tendrán como máximo 6 cuerpos: además de los cargos nacionales –presidente y vice; senadores nacionales; diputados nacionales–, sumarán la de gobernador y vice; diputados o senadores provinciales (según la sección electoral); e intendente y concejales.

En algunos casos, como el de los partidos provinciales o municipales, tendrán menos cuerpos, ya que muchos de ellos no colgarán sus candidaturas de ninguna fórmula nacional o provincial.

A diferencia de la primarias nacionales, en las bonaerenses sí habrá disputas internas.

La más notoria será la del Frente para la Victoria, donde el gobernador Daniel Scioli –que va por su reelección– tendrá competencia por la candidatura a la gobernación: el intendente peronista de José C. Paz, Mario Ishii.

En cambio, todavía falta resolver en la Justicia Electoral provincial si el Nuevo Encuentro de Martín Sabbatella podrá participar de la interna como adherente a la candidatura presidencial de CFK o deberá competir por separado con su boleta a cargos provinciales.

La pelea también promete ser fuerte en la mayoría de los municipios bonaerenses, especialmente en el conurbano, donde distintas vertientes del PJ disputarán los cargos comunales.

También habrá confrontaciones intestinas en la Unión por el Desarrollo Social, que comparten la UCR con el peronista Francisco de Narváez, en al menos 40 municipios de la provincia donde no lograron cerrar acuerdos ni listas de candidatos, como La Plata o Azul.

En algunas comunas será entre peronistas y radicales, y en otros entre distintas listas de boinas blancas. Algo parecido sucederá en algunas comunas donde el Frente Amplio Progresista tampoco logró acuerdos entre sus integrantes.

Los votantes deberán estar atentos en aquellos municipios donde haya compulsas internas.

En algunos casos las boletas de quienes compiten dentro de un mismo partido o alianza tendrán el mismo número y color que las nacionales y provinciales, pero se diferenciarán con letras en las candidaturas municipales.

En otros habrá “boleta corta”; es decir, una boleta única para todos los otros cargos, a los que habrá que sumar la municipal, que estará por separado porque quienes compiten lo hacen como partidos vecinales.

Igual que en las primarias nacionales, los bonaerenses podrán votar lista completa o cortar boleta y completar su voto (de seis cuerpos) con diferentes opciones partidarias o de alianzas para cada uno de los 6 tipos de cargos electivos diferentes que se dirimen en su provincia.

El padrón bonaerense es de 10.698.384 electores (que representa el 37 % del nacional); o sea, si votan casi todos los empadronados, cada partido o alianza deberá sumar al menos 150.000 votos para poder presentar una fórmula propia a la gobernación.

De todos modos, se descuenta que la cifra de votantes será menor, dado que los porcentajes históricos de asistentes a cada elección es mucho más bajo.

El ausentismo no tendrá incidencia porque los partidos deberán obtener el 1,5 % de los “votos válidamente emitidos” para participar en octubre.

La situación se hace más compleja para las candidaturas a legisladores provinciales. El padrón bonaerense está dividido en 8 grandes secciones electorales, que a su vez aglutinan a decenas de municipios.

En cada una de las secciones, y cada 2 años, se eligen legisladores provinciales: senadores y diputados en forma alternativa.

Allí, cada partido o alianza deberá también recolectar el 1,5 de los votos emitidos en la primaria para poder tener lista de legisladores en cada sección electoral. Igual que en cada uno de los 135 municipios de la provincia para poder llevar candidatos a intendentes y concejales.


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A 10 años del gran estallido, la crisis de los partidos políticos no se ha revertido

julio 17, 2011

Partidos en crisis

 Por Horacio Verbitsky

17–07–2011 / A 10 años del gran estallido, la crisis de los partidos políticos no se ha revertido.

Las dos grandes fuerzas históricas estuvieron ausentes: el radicalismo es mera reminiscencia del pasado esplendor, el peronismo se diluyó en el Frente para la Victoria, que para colmo presentó 3 listas distintas de candidatos a la Legislatura local.

Cada una de ellas constituye además un Arca de Noé política.

El nuevo oficialismo triunfal gira en torno de la figura de Macri y carece de una verdadera organización partidaria, aunque reúne en su haber los votantes del radicalismo y algunas formas organizativas del justicialismo, que fueron decisivas en el sur de la Ciudad, donde sus locales transmutaron la Propuesta Republicana que es el nombre primigenio del PRO por Propuesta Peronista, y cambiaron su color amarillo por el celeste.

También el resto de las fuerzas se congrega sólo en función de los comicios y en torno de figuras que suscitan recuerdos de tiempos mejores, como Luis Zamora y Ricardo López Murphy, y que se desvanecen al día siguiente del escrutinio.

Otras son agregados de micropartidos o fracciones, siempre en equilibrio intestable, listos para voltear la mesa y acusarse como enemigos inconciliables, con tanta dificultad para explicar sus coincidencias como sus disensos, de lo cual dan cuenta PROS y el FAP.

En esta dispersión sólo son relevantes los aparatos estatales, de la Ciudad y de la Nación. De hecho, sus candidatos acapararon 3/4 de los votos emitidos.


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Un lectura acerca del resultado de las elecciones porteñas y sus proyecciones

julio 17, 2011

LA ELECCION PORTEÑA Y SUS PROYECCIONES
La interpretación

17–07–2011 / Para la oposición política y mediática, los comicios porteños anticipan la declinación del kirchnerismo en las primarias de agosto y las presidenciales de octubre. Si fuera posible abstraerse de la histeria que domina la vida política, se vería que los resultados son casi idénticos a los de 2007, cuando la diferencia entre Macri y Filmus fue aún 3 puntos mayor que ahora y no impidió la elección de Cristina en primera vuelta.

 Por Horacio Verbitsky

La ansiedad de la oposición política y mediática, tan necesitada de alguna buena noticia que interrumpiera una larga seguidilla de frustraciones, ha permitido leer los resultados de la CABA como una novedad disruptiva del estado de cosas previo.

Sólo quienes basan sus apreciaciones en la lectura de encuestas pudieron sorprenderse por la diferencia entre la 1º y la 2º minoría.

Quienes menos erraron estuvieron a más de 4 puntos de los porcentajes reales, muy por encima del margen de error técnico contemplado en toda medición de este tipo.

Pero en realidad, los resultados de Macri y Daniel Filmus fueron muy similares a los de 2007. Aquella vez obtuvieron 45,6 y 23,8 % de los votos válidos emitidos, con una diferencia de 21,8 puntos.

Ahora ambos crecieron, Macri 1 punto y medio y Filmus 4 (47,1 a 27,8 %), de modo que la distancia entre ambos se redujo en 2 puntos y medio, a 19,3.

Para este análisis no tienen interés las fuerzas que recogieron el 25 % restante de los votos, ya sea porque sus porcentajes fueron minúsculos (3,3 % la cejijunta Coalición Cívica Libertadora; 2 % la graciosa candidata radical o la paleoizquierda unida, clavada en el 0,7 %, la mitad de lo que necesitará en las primarias para pasar a la general de octubre) o porque carecen de proyección nacional (como el PROS de Fernando Ezequiel Solanas Pacheco, que hizo una excelente elección local, con casi el 13 %, pero necesitaría 70 años para instalar a sus desconocidos candidatos nacionales).

Antes de que se reanude la abrumadora ronda de encuestas cuya única utilidad será confirmar que Macri es el favorito para la 2º ronda del domingo 31, ya existe una firme referencia en el resultado de 2007, cuando los amarillos batieron al frentismo por 61 a 39 puntos.

Dentro de esos márgenes se moverán las respectivas campañas, lo digan o no los candidatos: Macri se ha fijado en forma explícita la meta del 65 %, con vistas a la hipotética apuesta presidencial en 2015, con la que el consultor con Barba ha vuelto a ilusionar al candidato sin bigote; Filmus dice que va a ganar pero celebraría con cualquier número por encima de 40.

En octubre de 2007, Cristina obtuvo en la Capital el mismo porcentaje de votos que Filmus en la 1º vuelta, lo cual le bastó para superar el 45 % en todo el país, que le permitió vencer en 1º vuelta.

Si esta relación entre el voto local y el presidencial se repitiera, la Ciudad no sería un lastre para su reelección este año.

Cruce de roles

Hasta la mañana del domingo 10, la estrategia de los republicanos fue acentuar los aspectos locales, del modo más liviano posible, y omitir cualquier referencia al contexto nacional.

La lista encabezada por un rabino de kipá multicolor y el slogan de bienvenida a la diversidad casó bien con el ánimo predominante en la ciudad más heterogénea del país, que no por casualidad antepone a su nombre el calificativo de autónoma.

El 47 % obtenido gracias a este enfoque superó incluso sus PROpias expectativas.

Pero la misma noche del domingo, comenzaron a nacionalizar los comicios.

Con su capacidad casi periodística de simplificar cuestiones complejas, Elisa Carrió clamó que el 70 % del electorado había votado en contra del gobierno nacional (una página oficialista dio la respuesta obvia: el 97 % se opuso a los Liliputienses).

Eduardo Duhalde y Ricardo Alfonsín concluyeron que la elección presidencial no se definirá en octubre sino en la 2º vuelta al mes siguiente y Francisco de Narváez lapidó que lo sucedido “marca el comienzo de la caída del kirchnerismo”.

También en el Frente para la Victoria se invirtieron los polos. Tanto la campaña que había diseñado Enrique Albistur para Daniel Filmus antes de su nominación (“Porque estoy con Cristina estoy con Filmus”) como la que elaboró Fernándo Braga Menéndez para Filmus y sus compañeros de boleta Carlos Tomada y Juan Cabandié, giraron sobre la idea de la armonización de políticas de la Ciudad Autónoma con la Nación, sin que esto bastara para disimular el escaso entusiasmo presidencial con la fórmula.

La presidente CFK no asistió a ningún acto pero su imagen junto con los candidatos (a quienes un spot en televisión mostró dibujados) marcó la intención de nacionalizar la campaña.

También este mensaje mutó desde la mañana del lunes: los partidarios del gobierno nacional comenzaron a destacar que, salvo en Catamarca, los oficialismos locales se impusieron en todos los comicios realizados hasta ahora, cuyos resultados no pueden proyectarse a escala nacional, y hay una amplia franja del electorado porteño que vota por Maurizio Macri para la jefatura de gobierno y por CFK para la presidencia.

Tan amplia, que ni siquiera excluye, en principio, a la compañera de fórmula de Macri, su ministra María Eugenia Vidal.

Este ágil salto simultáneo en sentido opuesto del oficialismo y la oposición nacionales es la coreografía de una disputa por la interpretación de los resultados de la elección del último domingo.

Este tipo de batalla discursiva está en la lógica de la política electoral.

Su extremo risueño ocurrió en 1997, cuando el presidente Carlos Menem, para minimizar la derrota de sus candidatos en la elección legislativa de la Capital, con un padrón de 2 millones y medio de votantes, exaltó la victoria menemista entre los 15.000 jujeños que votaron en el municipio de Perico.

Los vaticinios

Macri había dado por concluido el ciclo kirchnerista y convocado a toda la oposición a seguirlo. El 28 de enero del año pasado dijo a la embajadora de los Estados Unidos Vilma Martínez durante una comida con 4 de sus ministros, que la sociedad estaba harta de los Kirchner y que él los vencería en las elecciones de 2011.

Creía posible unir a la oposición para seguir en la Argentina el movimiento hacia la derecha que consideraba iniciado en Chile con la elección de Sebastián Piñera y descontaba que continuaría en Brasil con la de José Serra.

También dijo que su principal fortaleza como candidato presidencial era haber pasado por la presidencia de Boca.

El detallado informe de Martínez a Hillary Clinton consignó que para Macri

si tengo apoyo político fuera de Buenos Aires, en el 90% de los casos es por haber presidido Boca y en 10% por ser jefe de gobierno de Buenos Aires”.

Ni siquiera cuidó las formas en agosto, cuando le dijo a la radio La Red que

esta vez nos toca. Este tren que hemos dejado pasar tantas veces y que hoy nuevamente está en la estación de la Argentina para que nos subamos, nos vamos a subir, aunque tengamos que tirar por la ventana a Kirchner porque no lo aguantamos más”.

Entre Dilma Roussef y su irónico consultor ecuatoriano Jaime Durán lo ayudaron a rectificar tantos errores: el giro regional a la derecha no se confirmó, su lejana presidencia de Boca no alcanza a compensar todo lo que le falta fuera de la Capital, sus chances presidenciales frente a CFK eran exiguas.

Pese a todo, Macri constituía la mejor oferta del Frente del Rechazo, que aún perdiendo quedaría instalado con miras al turno siguiente, como ocurrió con su 2º puesto en la Ciudad en 2003, siempre y cuando con otro candidato pudiera retener el distrito propio.

Pero el 31 % obtenido por Gabriela Michetti en las legislativas de 2009 encendió una luz de alarma que tampoco Horacio Rodríguez Larreta podía apagar. Al fin de cuentas, Boca es un club porteño.

Si la elección porteña de 2007 proyectó a Macri como una figura nacional, este año quedó confinado en su territorio, al estilo de lo que sucede en Córdoba con José Manuel de la Sota.

Este escenario hubiera complacido a Kirchner, quien en 2007 empujó a Daniel Scioli a la Provincia de Buenos Aires, para impedir que Macri cumpliera su propósito de competir por su gobernación.

Kirchner entendía que Scioli era el único oponente capaz de batir allí a Macri, pero armó las listas de modo de recortar su autonomía, ya menguada por la dependencia provincial de las arcas nacionales. Nada distinto ha hecho ahora Cristina.

Pero a diferencia de su esposo, no debió recurrir a duhaldistas reciclados para acotar el espacio del gobernador, sino a dirigentes libres de ese pecado original, ya sea por su edad, como los representantes de distintas organizaciones juveniles o por su relación directa con la presidente, como Gabriel Mariotto, el operador de la ley de servicios de comunicación audiovisual.

Las dos almas del FpV

Los embates para que Filmus desista de presentarse al balotaje y con el propósito de endilgarle las efusiones emocionales de algunos simpatizantes famosos cesarán esta semana.

Se reanudará entonces la campaña para el último round, que ocurrirá dentro de dos domingos, y volverán a ponerse en tensión las dos almas del FpV porteño, cuyas lecturas contrapuestas del distrito y de la estrategia apropiada hicieron cortocircuito desde la apertura del proceso electoral.

Una postulaba la recreación de la “alianza progresista” conducida en 1999 y 2003 por Aníbal Ibarra y que se hizo humo en la Navidad de 2006; la otra insistía en la necesidad de acentuar el carácter peronista, kirchnerista y/o populista del FpV.

Cada una de ellas tiene además subtendencias y matices.

El propio candidato Filmus y sus adherentes de Nuevo Encuentro y del ibarrismo residual representan la primera hipótesis.

Todos ellos formaron parte de esa experiencia. Los candidatos a la vicejefatura y a primer legislador, Carlos Tomada y Juan Cabandié, encarnan la segunda.

Tomada, quien hizo su carrera como abogado de los sindicatos de la CGT que se definen a sí mismos como Los Gordos, expresa a la militancia peronista porteña que a duras penas sobrevivió al terremoto Grosso y al tsunami Alberto Fernández.

Cabandié, en cambio, cabalga la ola de efervescencia juvenil a la que apostó Kirchner a partir de 2007 y que se hizo inocultable a partir de su muerte, en octubre pasado.

Cabandié (que nunca usa el apellido de su madre, la detenidadesaparecida Alicia Alfonsín), nació en la ESMA, donde fueron asesinados sus padres adolescentes.

El propio Kirchner lo orientó en su crecimiento personal y político y fue fundador de La Cámpora, donde tiene sus mejores amigos Máximo Kirchner.

El contraste entre ambas visiones se hizo patente la noche de los comicios, cuando Filmus llamaba a formar un gobierno de coalición, mientras Cabandié hacía sonar la marcha peronista y cortaba el paso al estrado a Gabriela Cerruti y Aníbal Ibarra, para regocijo de la televisión.

Los progresistas, que celebraron al nuevo poder juvenil como el resurgimiento de la transversalidad, sienten como una tragedia su peronización de marcha y bombo, porque creen que así se encierran en un espacio que nunca controlarán y del que emana un indisimulable olor a antiguo.

Ninguna de esas alas ha tenido fuerza suficiente como para imponerse, pero ambas han sido muy aptas para neutralizar a la otra.

Las disputas entre ellas, y los recelos entre el candidato y el poder central, han ocupado más tiempo y esfuerzos que el estudio de los focus groups que indicaban una positiva valoración hacia algunas políticas del macrismo, como la creación de la Policía Metropolitana, el metrobús o lo que los vecinos ven como una cierta preocupación por la belleza de la Ciudad.

Tanto los progresistas como los populistas, enfrentaron a Macri con un debate ético y/o ideológico que, en un periodo de bonanza económica debida a las políticas nacionales, no estaba entre las prioridades del electorado.

Además pusieron el acento en la crítica a políticas que no afectan tanto a los porteños como a los millones de habitantes del conurbano que pasan todos los días por la Ciudad pero que duermen, y votan, en la provincia de Buenos Aires.

La conurbanización

Lo que la mayoría de los análisis reduce a rencillas por espacios de poder adquiere una dimensión inteligible en los análisis del sociólogo Artemio López.

Su consultora Equis insiste desde hace meses en lo que describe como la conurbanización de la Ciudad, cuyas transformaciones socioambientales darían base estructural a la demanda de “formas de representación política típicamente populistas”, distintas del progresismo tradicional de mediados de los años 90, “cuya encarnación fue la Alianza Progresista Frepaso-UCR”, escribió López.

La imprecisión de sus encuestas de intención de voto no es una descalificación automática de sus análisis, aunque su obsesiva denigración de algunos dirigentes por su pasado en la Federación Juvenil Comunista lo desmerece a él.

Hace dos meses, cuando cifras que manejaba la campaña de Filmus indicaban que Macri llevaba 20 puntos de ventaja en la zona sur de la CABA, López realizó un estudio sobre pobreza e indigencia, de resultados llamativos: mientras en la Nación y en la provincia de Buenos Aires ambas se redujeron, en la Capital crecieron.

También destacó que la población que vive en villas de emergencia casi se triplicó (de 100 a 270.000 personas) desde el momento en que gobernaba el progresismo, que los asentamientos pasaron de cuatro a 17 y que, junto a las casas tomadas, albergan a otros 250.000 porteños.

A juicio de López, es difícil que “una cultura política anterior como la progresista porteña” prevalezca “sobre una posterior como la que expresa el PRO”, lo cual constituye una “cuasi ley de hierro en materia de representación política”.

Por eso, piensa que “los esfuerzos de desarrollo territorial del kirchnerismo porteño aprovechando el impacto de las acciones del gobierno nacional en el distrito, la expansión de los locales de La Cámpora y otras agrupaciones y referentes sociales, la articulación con nuevos espacios sociales”, fueron en el camino correcto de

“priorizar el formato populista de construcción y abandonar el rol de furgón de cola de la cultura progresista en la ciudad y su modalidad de armado tradicional, con eje espacial centro norte y sobre segmentos medios homogéneos”.

El impacto de las obras del gobierno nacional, el aporte adicional de seguridad con el plan Cinturón Sur y las políticas de contención social específicas explicarían para López el resultado obtenido por el FpV en la Comuna 8, zona de influencia del conflicto del Club Albariño, que comprende los barrios de Lugano, Soldati y Villa Riachuelo.

Allí Macri sólo aventajó a Filmus por 4,3 %, que se extendieron a 10 puntos porcentuales en el conjunto de la zona sur.

Esta no pasa de ser una hipótesis, cuya demostración requerirá un plazo más largo, y a la que es posible formularle objeciones puntuales, como que la ola de prosperidad también alcanza a la zona sur, donde es imposible encontrar un local desocupado para alquilar, o la pregunta acerca de qué ocurriría si ese tipo de intervención populista se replicara en las zonas Centro, Oeste y Norte de la Ciudad, donde el FpV perdió por 15, 16 y 36 puntos respectivamente.

Pero en cualquier caso, constituye una guía para la acción, algo de lo que el sector de Filmus carece.

Evolución electoral Ciudad de Bs. As. 2007-2011

Evolucion20072011

Más interés que las encuestas tiene el análisis de las cifras electorales. En 2007 Macri le había ganado a Filmus por casi 22 puntos, diferencia que se redujo ahora a poco más de 19.

Más pobres, más indigentes en la CABA

Indigenciapobrezacaba

La conurbanización de la Reina del Plata. Mientras en la Nación y en la provincia de Buenos Aires la pobreza y la indigencia se achicaron, en la Ciudad Autónoma crecieron.

Paredón y después

Paredonydespues

En la zona sur de la Ciudad, la diferencia se redujo a 10 puntos, que fueron apenas 4 en la Comuna 8, lugar de las principales acciones del gobierno nacional.


Las negritas y cursivas y algunos enlaces no pertenecen al texto original. Son un modo de destacar y facilitar mi propia lectura de porciones que considero de mayor relevancia.


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